Para un romano cualquiera entre los sesenta millones de habitantes anónimos del Imperio , la vida era corta, las libertades limitadas y la incertidumbre económica muy elevada. Ahora bien, no era lo mismo vivir en el campo que las ciudades. Si era urbanita, podía socializarse y disfrutar de una oferta de ocio abundante, apta para casi todos los bolsillos, y tenía un sistema de servicios públicos sin parangón en la Antigüedad . Su población se dividía en: Libertos: Eran esclavos que, por alguna hazaña o favor, habían conseguido la libertad pero que aún así no poseían todas los derechos de los ciudadanos libres. Plebeyos: Era personas que se habían establecido en Roma desde su fundación y que poseían derechos civiles. Patricios: Eran descendientes de los primeros senadores romanos. Formaban una clase social privilegiada que se oponía a los plebeyos Clientes: Eran ciudadanos que se encontraban bajo la protección de otros más poderosos y que a cambio prestaban ayuda a estos. Datos cur